Pero lo que hará, por encima de todo, que la casa sea un lugar de paz y de felicidad será el afecto, el amor que une a tus padres y hermanos u otros familiares que conviven en la casa. Ese amor te llevará a comprender y perdonar los fallos que podrás observar, y a asumir los éxitos y fracasos, las preocupaciones y alegrías, los proyectos y realizaciones de los demás miembros de la familia.
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